Y no es que pida perdón. Es que lo siento,
que lo siento todo. Que tengo la sensiblidad más imperfecta del mundo:
más de la que puedo soportar.
De no haberme dolido, jamás hubiera sabido que mi corazón bombea
cuarenta mil veces más al día que el de alguien normal... Cuarenta
mil.
Supongo que yo ya no puedo hacerme más fuerte. Voy a matarlo o va a matarme, aún no lo tengo claro.
Cuarenta mil uno, cuarenta mil dos...
No sé si te lo he dicho alguna vez, pero me encanta lo que escribes, y como lo haces. Que sepas que te sigo también en este post.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas muchas gracias!
ResponderEliminarHe entrado en tu (maravilloso) blog (de fotitos), pero... no sé como darle a seguir ni nada de eso, es super moderno, no? jaja
Seguro que en cuanto aprendas a enfadarte esas cuarenta mil bajaran ya veras ;)
ResponderEliminarAh! y de matarlo o que te mate nada!
No sé si me compensa...
ResponderEliminarBueno sí, ¿me enseñas? :P