17 de febrero de 2013

Le subió a sus rodillas para tratar de explicárselo una vez más.

-A ver cariño, es como si cogieran una cuchara de esas de hacer bolas de helado, ¿sabes cuáles te digo? Bien, pues, como si con una de esas, te fueran vaciando por dentro: los músculos, los huesos, los órganos, las vísceras...todo ¿Lo entiendes ahora, mi vida?

- Creo que ya sí. Yo tampoco querré a nadie más que a ti, mamá.
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