24 de noviembre de 2011

21 de noviembre de 2011

Lo siento

Y no es que pida perdón. Es que lo siento, que lo siento todo. Que tengo la sensiblidad más imperfecta del mundo: más de la que puedo soportar.

De no haberme dolido, jamás hubiera sabido que mi corazón bombea  cuarenta mil veces más al día que el de alguien normal... Cuarenta mil.

Supongo que yo ya no puedo hacerme más fuerte. Voy a matarlo o va a matarme, aún no lo tengo claro.

Cuarenta mil uno, cuarenta mil dos...

20 de noviembre de 2011

16 de noviembre de 2011

Darnos (la) vida

Llego y le encuentro feliz, y tranquila, mucho más que yo,  y mucho más que nunca. Y es algo tan irreal, que no quiero que cambie, nunca a ser posible.

Vendería toda mi felicidad, las veces que hiciera falta, por un trocito de  la suya. Y porque fueran eternas, ambas.

Y es que creo que moriré de tristeza, cuando ya no pueda contarme, como en cada cumpleñaos, la historia de aquella curandera que me salvó la vida cuando sólo empezaba a vivirla. Me gusta recordar que sigo viva por alguna especie de magia, y que, como me dijeron que dijo,  fue porque alguien me quería demasiado, que de tanto que me quería, me hacía daño. Me gusta que sea ella quien me la cuente, con esa ternura que alguien concede sólo a las madres. Me gusta pensar que, desesperada como estaba, recurrió a todo aquello en lo que creía, y  también a lo que no, incluso a aquel jarabe de manzana. Justo como ahora he hecho yo por ella. Me gusta pensar, que ha recuperado un poquito de claridad, después de tanta vida azuloscura y que de vez en cuando, me dé las gracias por haberle regalado algo de la mía. Me gusta ser yo, literal y metafóricamente, la que tiene el corazón más débil de las dos. Me gusta poder controlar el dolor, y con el suyo no puedo.

Prefiero dolerme, yo, a mí, y salvarnos las dos.

15 de noviembre de 2011

13 de noviembre de 2011

Frágil


Debe ser horrible quererme los días que me vuelvo líquida y de aire, pero gracias a quién, justo entonces, me ayuda a hacerlo, a quererme.



10 de noviembre de 2011

Saber ver


Lo invisible, lo que de tan sutil no se advierte, y nos advierte.
Lo que aún sin existir, es... porque hay lo que, aún siendo, desaparece.

 

7 de noviembre de 2011

Encontrar

Busqué  "Perseverancia"  en el diccionario,
ponía que siguiera buscando...


5 de noviembre de 2011

Como si vivir fuera como una tarde de aquellas de la infancia...


Sólo tú, viviendo a 744 km, eres capaz de aparecer de repente en mi puerta e invitarme a café y planes. Y claro, a  mí no me queda otra opción que posponer mi vida a cualquier otro momento.

Podría echarte más de menos el resto de días, los que no apareces de repente en mi puerta, pero tendrías que venir y prestarme tu corazón. Y ¿cómo no voy a querer que te quedes, siempre? Si eres la chica que puso fresas en mi sandwich de nocilla, la que me llevó a Portugal y me acompañó hasta Madrid. Si eres la chica que cree que la muerte no existe, que es una broma, pero que, en cambio, teme perderse del camino al cielo. La chica que siempre está dispuesta a prepararme un cóctel con azúcar por el borde, vayamos a salir o a quedarnos para siempre. La que, como a mí, el limón nos hace asíasíenlagarganta.  La chica más inteligente que conozco, aunque no tenga nada favorito, y de la que más me fiaré, siempre, aunque se invente respuestas para mí.

Y es que toda una vida juntas, se me hace así como pequeña, como éramos nosotras cuando nos conocimos. Y como a veces nos gusta creer que seguimos siendo. Llevamos despidiéndonos desde los once años, cada verano, y no me acostumbro... No me acostumbro a tener que hacerlo también con el  frío. Eres como todas esas personas importantes, y como los magos, apareces y despareces con el frío, en tardes grises de invierno. Y esta, está casi negra.

Y es que, amiga, sólo tú eres capaz de simplificar la vida hasta convertirla en un cúmulo de despreocupaciones y sonrisas. Como si vivir fuera como una tarde de aquellas de la infancia, las de cartas y pipas, pero larga, muy larga. Y yo, la mayoría de veces, no necesitaría más. Ojalá existieras más cerca. Porque entre que vas y vienes yo ya te he echado de menos entre 3 e infinitas veces. Y además, el café solo, pero solo sin ti, está mucho más amargo.

4 de noviembre de 2011

Le palpitaba el estómago...
se había atragantado con su propio corazón.

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