19 de diciembre de 2014

Esperación*

Lo difícil de vivir es no hacerlo bien. Es saber quedarte sin aire ni palabras. Y cuándo. Es saber perder la cabeza, y el cuerpo entero. Y por quién. Es quedarte sin respiración pero con dignidad. Y eso no hay ciencia que lo enseñe.
Porque puede que, a veces, sólo la desesperación nos impulse a actuar. Puede que la desesperación sea como una borrachera de miedo y descontrol, que hace que creamos que no podamos más, aun pudiendo. Porque si no, no seriamos capaces. Y la buscamos. Deseamos secretamente, llegar a ese estado de pánico escénico a la vida, a esa especie de enajenación mental que nos impide pensar con claridad y que nos obliga a resquebrajarnos y a caer. A perder la cabeza y hasta el alma. Y a olvidar todo lo demás. Porque lo difícil de vivir es hacerlo viviendo.

*Dícese del que desespera sólo esperando.

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