Porque puede que, a veces, sólo la desesperación nos impulse a actuar. Puede que la desesperación sea como una borrachera de miedo y descontrol, que hace que creamos que no podamos más, aun pudiendo. Porque si no, no seriamos capaces. Y la buscamos. Deseamos secretamente, llegar a ese estado de pánico escénico a la vida, a esa especie de enajenación mental que nos impide pensar con claridad y que nos obliga a resquebrajarnos y a caer. A perder la cabeza y hasta el alma. Y a olvidar todo lo demás. Porque lo difícil de vivir es hacerlo viviendo.
*Dícese del que desespera sólo esperando.