Que nunca estás del todo en ninguna parte. Volver y aceptar
que hay quien no te espera, y quien nunca lo ha hecho. Sentirte desvinculada de
todo y otro poco de todos. Recordar todos
los lugares en los que no has estado. Que no quede nada donde está todo. Decorar recuerdos y al volver descubrirlos
difuminados. Agudizar cada sentimiento, hasta la
saciedad. Explotar en infinitas palabras. Cronometrar cada día, cada vuelta.
Sentirte lejos incluso cuando ya estás. Las manos frías. Pensar mucho más de lo que sabes que vas
a hablar. Despertar sin recordar dónde estás, abrir los ojos y volver a cerrarlos. Dolerte. Medir la distancia en tiempo, y los días en kilómetros.
Sentir la fragilidad en cada ventana, en cada noche. Volver a dolerte. Perder
el norte sin haberte movido y repasar el nombre de todos. Volver a alinear tus
sentimientos y mantenerlos en el lado correcto de la cordura, la que jamaste
quisiste pisar. Aprender a relativizar y otras teorías. Disfrutar a medias, y
vivir entera. Perderte cada vez que intentas cambiar de camino, perderte
andando con tacones y temblando. Saber que te tienes a ti. Sólo. Sola. Los
momentos azules y las noches blancas. El miedo. La continua sensación de que no
vas a quedarte. Y las sesenta decisiones por minuto. Las esperas en las
estaciones, sobre todo en el invierno. Despedirte. Despedirte otra vez. Los días de insomnio. Y
volver, lo peor de irse, sin duda.
es que siempre emocionas
ResponderEliminary tú, alegras
EliminarAunque la toqué no se estropeó,
ResponderEliminarsonaba igual que tú, sonaba alegre.
El señor conejo pregunta cuando volverás, que desde que no estas no hay tanto sol, no hay tanta luz, y que te hecha de menos con H y todo :)
Será ridículo, patético, cosmético, sintético
EliminarSerá como un anti-ciclón la cruda realidad
que nos atrapa.
Pues dile que yo he vuelto muchas veces... Pensaba que había muerto :)